viernes, 10 de septiembre de 2010

Sí sirve


Akineh Mohammadi-Ashtiani 
fue acusada de haber mantenido dos relaciones extramatrimoniales tras la muerte de su esposo y de complicidad en el asesinato del mismo. Respecto a la primera acusación,  fue condenada en 2006 a recibir 99 latigazos; respecto a los cargos por cómplice de asesinato fue absuelta, para posteriormente ser condenada a lapidación




Zahra Bahrami 
viajó a Irán a visitar a su familia y fue detenida tras las protestas de la Ashura el 27 de diciembre de 2009, siendo obligada a confesarse culpable, limitando el derecho a ponerse en contacto con las organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos y con las autoridades neerlandesas se les ha denegado el contacto con ella.




Ebrahim Hamidi
 joven de 18 años, fue condenado a muerte en agosto de 2010 por mantener relaciones homosexuales, confesando los hechos al ser torturado. 


Tres personas, tres situaciones diferentes que representan la realidad de otras tantas que a día de hoy ven limitados sus derechos más fundamentales: la presunción de inocencia, un proceso justo, la defensa adecuada, la dignidad, y en definitiva, el respeto que todo ser humano tiene por el mero hecho de serlo. 

Trazadas las lineas del contexto, presenciamos estos días ha tenido lugar un hecho de gran interés: Irán suspende la lapidación de Ashtianí, que lleva cumplidos cinco años de condena a privación de libertad. 


El pasado martes el Parlamento Europeo, en su sesión plenaria que cada mes se celebra en Estrasburgo, condenó enérgicamente esta situación y aprobó una resolución apoyada por todos los grupos políticos en la que subrayan que, independientemente de los hechos de que se acuse a una persona, no cabe justificar semejantes medidas. En el texto los eurodiputados solicitan a las autoridades iraníes la revocación de la condena y la revisión del caso de Ashtianí, así como el de Zahra Bahrami y  Ebrahim Hamidi, en base a lo dispuesto en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de Naciones Unidas.


La comunidad internacional no puede quedarse quieta ante las violaciones contra los Derechos Humanos que se producen diariamente. La presión por parte de las instituciones europeas, así como de los gobiernos internacionales que, gracias a iniciativas como la Alianza de Civilizaciones (impulsada por el gobierno socialista español, y en la que Irán forma parte) están creando sinergias y lazos interculturales que sirven para compartir las mejores prácticas, pero sin lugar a dudas, también, para poner fin a aquéllas agresiones que desgraciadamente se siguen cometiendo. 



1 comentario:

José Manuel dijo...

Los Derechos Humanos han de inspirar gran parte de la agenda política internacional. Arduo trabajo que merece el mayor de los esfuerzos. Interesante artículo. Gracias.